Ignora, quien dice estar solo, que lo miente como el suicida que advierte de su
falta de futuro. Pero sabe, eso sí, del chirriante rumbo de los navajazos del
tiempo en su vientre desgarrándole las verdades más putas.
A conciencia se arranca, a tiras, del presente las presencias; a conciencia se automaltrata las entrañas y desmaquilla complacencias innecesarias. Muere libre, libre y solo, de soledad elegida. Y, este sí, ante el asombro y el horror del suicida, nunca avisa al desmembrarse la vida.