3/12/09

Sagitario


"Los chinos ven la hora en los ojos de los gatos”* como quien cree ver en las figuras que van formando las nubes, el reflejo de su destino. Aquella madrugada, al cielo de Barcelona lo cubría la niebla y se proyectaba sobre la ciudad un pasivo gris ceniza, que pronunciaba más si cabe, aquel ambiente frío de urbanidad que invade las grandes ciudades. No recordaba que hubiera llovido y, sin embargo, el asfalto aún supuraba el exceso de humedad sobrante de la noche anterior. El aire, reposado, hacía sonar sus pasos sobre la quietud de aquel instante por encima de todo; por encima de lo ocurrido y de lo que estaba por ocurrir, tan por encima de lo posible como de lo improbable. Su tormenta personal parecía haber pasado y él seguía caminando, ya por fin, esparciendo calma por la ciudad, ajeno a su propia existencia. Casi no recordaba por qué había empezado todo y había decidido olvidar cómo y cuándo había acabado. Así lo había deseado y así se le había cumplido. Pero aquel sonido metálico, nítido, le devolvió de golpe a su realidad. Una pequeña medalla de plata, redonda, tallada por ambas caras con el símbolo de sagitario, caía de su bolsillo y golpeaba el asfalto rebotando contra la rejilla de fundición de la alcantarilla, escurriéndose después hacia su interior y haciendo sonar, uno por uno, cada eslabón de la cadena que la segundaba.

Al principio no pareció reconocerla, pero cuando rozaba ya el borde el último eslabón, en el mismísimo instante en que la perdía, cayó en la cuenta de que con ella se le iba la vida. La vio rodar despacio, arrastrada bajo el curso de aquella agua residual; brillando, reflejando la poca luz que le llegaba de entre los barrotes de aquella celda; redonda como ella sola, como el horizonte en medio del mar, ЛR² abandonándole sin permiso; arrastrando tras ella su mitad más necesaria, los pocos recuerdos que no le importaba mantener. En ella se iba lo sufrido y lo gozado, lo luchado y lo esperado, lo perdido y lo ganado… y más aún, rodaba alcantarillado abajo, lo mejor compartido; el eterno cariño que en ella guardaba hacia su amor recién perdido.

Trató de alcanzarla metiendo la mano como pudo, incrustando todos sus huesos, no podía resignarse a perder aquel amuleto, pero era tarde y el sol andaba ya disipando las brumas y los recuerdos tal como él, hacía sólo unas horas, había pedido. La cadena, lo último de ella que aún se dejaba intuir en el interior de los intestinos de aquella ciudad, desaparecía sin remedio tras el suave tintineo de la medallita de plata. Parecía que ambos centauros anduvieran escapando burlonamente de compartir con él su destino.

Levantó la vista, triste, arrepentido por sus absurdos deseos; acababa de terminar de perderlo todo, o casi todo. Dos faros imparables y salvajes, se abalanzaron sin miramientos sobre él.

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*Frase inicial de "El reloj"
de
Charles Baudelaire

5 comentarios:

liyiss dijo...

Es genial!! yo no entiendo mucho de literatura y relatos pero me ha gustado, aunque lo que de verdad más me gusta son tus dibujos! ;oP

Sibi dijo...

oyeee!!! y pq no hay una casilla de "me ha gustado un montón!"??? ;D

Un besote!

Carol dijo...

un, dos, probando...

Pues lo que iba diciendo... que son geniales y me gusta mucho este espacio!!

besotes!

Carol dijo...

FUNCIONA!

la mano parece de relato de terror...

Me gusta mucho "sagitario", como yo... jeje... además tengo un relato que tiene algunos símbolos parecidos... un colgante... una pérdida... me ha resultado muy curiosa la coincidencia...

más besos guapa

6alilea dijo...

Laurita! que no hace falta entender!! jeje con que te guste, a mí, me vale : )

Sibililla... que tampoco hay que abusar del personal, por eso no puse esa casilla : p

Carol! Estás hecha toda una champion de la informática jejeje. Ya me estás enseñando ese relato que dices tener : )

Besos!
Y gracias!!